~Justo cuando pensaba que no podía ir peor { Tay

Llevaba un buen rato fuera de la habitación deambulando por los corredores, danzando por los pasillos sin rumbo fijo, mi mente divagaba sin descanso, usualmente aquello solía ser algo solitario y no por ello me había disgustado, hasta entonces. Suspiré imaginándome lo genial que hubiese sido encontrar algún pobre humano o un insignificante ángel para molestar, pero ni siquiera eso. Subí el cierre de mi abrigo y con las manos dentro de los bolsillos me adentré hasta el jardín que aparentemente seguía desierto igual que el resto del lugar.

Luego de haber tenido una larga y aburrida hora de clase, decidí caminar por los pasillos, tratando de encontrar algo medianamente divertido para poder hacer, sino, moriría del aburrimiento. Suspiré y coloqué las manos dentro de mi abrigo, el cual no había cerrado. Salí al jardín y nada, no había nadie. Miré hacia mi alrededor y fue cuando pude divisar a Blake, sonreí levemente de lado, era divertido molestarla, así que me acerqué a paso lento. -¿Por qué tan sola Lively?

Tomando en cuenta el tipo de lugar en el que me encontraba, esperaba algo más bien lúgubre, oscuro, quizás hasta tenebroso, en lugar de aquel colorido jardín.... joder, debía tratarse todo de una ridícula broma. Me dediqué a torturar una flor de un molesto color rojo intenso, en tan sólo un cerrar de ojos se había convertido en un insignificante puño de pétalos marchitos. Mis hombros se irguieron en una reacción automática al percibir el sonido de zapatos arrastrándose por el pasto, conocía aquel ritmo a la perfección. Una de mis comisuras se elevó unos milímetros hacia arriba y mis talones giraron en redonda para encararle.- Justamente para evitar los encuentros molestos como éste... Tay.

Sonreí un tanto de lado y sarcásticamente en cuanto la oí, sabía que le molestaba mi precencia pero bueno...cuando uno está aburrido recurre a casi cualquier cosa para pasar el rato, como molestar a la chica que nunca etrminó de caerte bien pero sabes que te divierte ver su cara de enojada. -Ohh lo siento tanto Blake -Comenté con ironía y me senté a su lado, observando los pétalos secos en su mano.- Sabes...las flores no tienen la culpa de que estés aburrida

Cerré mi puño con toda delicadeza, sin embargo al abrirlo contenía sólo cenizas, soplé sobre las mismas que flotaron como pequeñas partículas de polvo brillante, si había algo que disfrutaba de mi día a día era usar aquellos talentos que la mayoría no podía. De mis labios se escapó una ligera risilla musical que el aire se llevó consigo.- Oh vamos, sé que no lo haces, te encanta hacer mi vida imposible, pero quién sabe... quizás podamos divertirnos.- Musité antes de guiñarle un ojo de manera traviesa y encogerme ligeramente de hombros.- No la tienen... sólo me parecen repugnantes, las rosas negras en cambio... son adorables.

Miré como cerraba su puño y al abrirlo tenía cenizas, alcé una ceja y noté el brillo que las cenizas tenían cuando Blake las sopló. Eran tan raras las cosas que una bruja podía hacer con cosas tan simples como puede ser una rosa. Sonreí ante su comentario y alcé la mirada hacia ella. - ¿Divertirnos? ¿Sin que el otro se moleste? Escucho opciones de ese entrenimiento -Ahora fue mi turno de guiñarle el ojo y luego fruncí un poco el ceño, ella era un tanto rara en cuanto a gustos se refiere. -Yo sin embargo digo que todas las rosas son repugnantes

Mantuve mi mano en el aire, con la vista fija en aquel punto dónde se iban desvaneciendo de apoco las motitas de polvo, no sin dejar antes un mensaje escrito que segundos después se desvaneció tan pronto como mis dedos le habían dado forma, sabía que estaba mirando y simplemente se me hacía entretenido ver la mueca de frustración que adquiría su rostro, finalmente lo miré una vez más.-Bien... pues no creo que ninguna de las cosas que tendía planeadas pueda molestarte pero estoy abierta a sugerencias.- Musité humedeciendo tan sólo ligeramente mis labios antes de reclinarme hacia atrás sobre el zacate.- Eso es porque tú eres hombre.... no te gustan ninguna de las cosas que a las chicas cursis sí, no me incluyo en ese grupo...

Seguí mirando las cosas que hacía con el polvo aquel que había echado en el aire. Alcé una ceja al notar que había escrito algo, no pude alcanzar a leer ya que se desvaneció rápidamente. Volví la mirada hacia ella en cuanto pronunció palabra e hice una mueca.-En realidad no había pensado nada, estaba por preguntarte que cosas habías pensado -Sonreí ligeramente de lado, en cuanto escuché su siguiente comentario me encogí de hombros un poco, si puede ser que eso sea, las chicas y los chicos eramos muy diferentes en cuanto a gustos se refiere. -Pues si, eso creo...las chicas son raras

No estaba realmente segura si se trataba del tiempo que nos veíamos obligados a convivir juntos o tan sólo de la conexión que de vez en cuando hallaba con uno que otro suertudo lo que me permitía saber a la perfección lo que pasaba por su mente. Aquella sonrisa apenas perceptible fue lo que me hizo soltar las carcajadas naturales que tan reprimidas me tenía dentro y es que si me hacía molestar, sabía también cómo sacar a relucir el buen humor que tan pocas veces llevaba.- Lautner, Lautner... tan experimentado y tan ingenuo a la vez, pero ¿qué más da no? supongamos entonces que mi mente estaba tan en blanco como la tuya.- Repuse restándole importancia al asunto entonces mis ojos se entornaron como una reacción completamente involuntaria.- Sí, somos extrañas pero los chicos, ¡Vaya que son cosa sencilla!

Escuché cmo soltaba una carcajada por lo que sonreí aún más, ahora si siendo un poco más visible aquella sonrisa que había intentado hacer en un primer intento. Me encogí de hombros ante sus palabras e hice una leve mueca. En verdad no tenía muchas ganas de adivinar lo que otros piensan...por lo menos hoy. -No me subestimes Lively...Anda, dime -Llevé una mano hacia mi nuca, ráscandola mientras mordía mi labio inferior. Alcé ambas cejas luego cuando escuché lo otro que dije y asentí.-Si lo se, pero por lo menos no somos complicados como las mujeres oye!