It's hot here. {Mila&Steph

-Coloqué mis manos tras mi nuca, acomodándome encima de mi tumbona, y cerré los ojos, manteniéndome expuesto a la poca luz que provenía de la luna. Llevaba conmigo tan solo un bañador, pues las lentes a estas horas de la noche, no hacían ninguna falta. Era extraño ver a alguien por aquí ahora, y eso lo hacía mucho más atractivo a mi parecer. Me sentía libre, ni solo ni triste, y además muy agusto, sin problemas de espacio como solía ocurrir por las tardes, al finalizar el horario lectivo.-

Elevé mi mirada al cielo, era una noche de luna llena, y esta lucía más hermosa que nunca a mi parecer. Arrugué ligeramente la nariz, sabía que no era normal el venir de noche, pues cualquier otra chica venía a la piscina exclusivamente para hacerse lucir y broncearse, pero yo no era alguien ordinaria, no me agradaba el calor, y por ende, tampoco el Sol. Me deshicé del vestido que traía encima del bikini, y me di paso hasta el bordillo de la piscina, lugar donde tomé asiento, para posteriormente, introducir uno de mis dedos en el agua para comprobar que estuviera a una temperatura aceptable. Una sonrisa cruzó mi semblante, estaba más que perfecta.

-Dejé escapar un suspiro de relajación, largo pero suave. Parecía una noche perfecta y nada turbaba el ambiente. Juraría que estaba apunto de perder el sentido, atrapado en los brazos de Morfeo, y me hizo sonreir, percatarme de lo distinta pero adictiva que era esta nueva forma de pasar la noche, tan nueva para mí.. el 'chico fiesta'. Alcancé a escuchar en el último instante que conservaba mis sentidos alerta, el movimiento del agua, y unos pasos cerca de mi posición, ligeros y casi imperceptibles. Fruncí el ceño extrañado, y me erguí en la tumbona para recorrer la piscina con la mirada.- Mila?

Deje que más de la piel de mis piernas fuera cubierta por el azul agua de la piscina, el satélite de la Tierra se reflejaba a la perfección entre las suaves ondas que se formaban alrededor de mis miembros. Un suspiro se coló entre el reducido espacio que mis labios mantenían entre sí, cerré los ojos por algunos segundos, había alguien más allí, podía percibirlo, mas sin embargo, no deseaba descubrir de quién se trataba. No era cualquier persona, mis sentidos no eran tan agudos para confirmar de la identidad del supuesto conocido. Escuché mi voz en un suave susurro, y curvé las comisuras de mis labios en una ligera sonrisa. Abrí lentamente los ojos y llevé mi mirada al lugar del cual había provenido el sonido. -Steph, vaya forma de encontrarnos..- Entrecerré un poco los parpados.

-Apreté los labios ligeramente para contener mi sonrisa y asentí con la cabeza lentamente. Me aliviaba que fuera ella al menos, y no otra persona que incordiara, y que tendría que quitar de en medio. Con Mila podía tener tanta tranquilidad como deseaba, o por el lado contrario, más 'marcha' que con ninguna. Apoyé de nuevo mi espalda en la tumbona, en la misma postura, y alcé la voz para que me escuchara con claridad desde mi posición- si no estuviera tan cómodo, ahora mismo iría a abrazarte. Hacía tiempo que no te veía.. -admití, demostrándola sin tener que pronunciarlo con las palabras explícitas, que la había echado de menos. Un comentario no muy usual en mí, que sin embargo no había dudado expresar, en esta ocasión-

La luz de la luna le daba un efecto extraño, un toque misterioso a sus facciones, pues sólo las enmarcaba, pero si me tocaba admitirlo, el ángulo en el cual lo observaba, lo favorecía bastante, aunque claro, de por sí ya era bastante atractivo. Atrapé el labio inferior entre los dientes, mientras lo escrutaba con la mirada, y tras ver la posición vaga que ocupaba en la tumbona, me eché a reir melodicámente. -Vaya que estás cómodo, Dobrev- Alcé la voz de la misma forma que él lo había hecho con anterioridad, y una de mis cejas se arqueó iconscientemente al escuchar la segunda parte de su comentario. -¿Estás diciendo acaso, que me extrañaste?- Le miré entretenida, tenía en cuenta que no podía apreciar mi expresión en su totalidad, pero vaya que me conocía, intuiría que gesto adornaba mi rostro en ese preciso instante. Me pusé en pie con cuidado, y después de haber tomado mi vestido, comencé a caminar hacía su posición.

Encogí los hombros al escucharle, su sonrisa relucía más que otra cosa, y ahora que podía verle de cerca, tenía la oportunidad de apreciar aquélla barba de pocos días que se había dejado, y que a mí parecer, lo hacía ver aún más apuesto. Le dediqué una ligera sonrisa de la misma forma que él me sonreía, con ese toque galante que lo caracterizaba. -Puede que tengas razón, pero de igual forma, hay personas que no dirían lo mismo..- Inquirí como quien no quiere la cosa, y tras escuchar las siguientes palabras que salían de sus labios, me crucé de brazos con ambas cejas alzadas. -¿Qué chiste tendría si no me hago desear?- Reí suavemente, y cuando note la palmadita que daba al espacio vacío a su lado, puse los ojos en blanco a modo juguetón. -Haré una pequeña excepción..- Musité justo antes de ocupar el lugar que él mismo me había reservado. El espacio era reducido, estaríamos completamente pegados el uno al otro, bien sabía que ese era su objetivo, mas sin embargo, no me incomodaba en absoluto.

-Apoyé mi codo en la hamaca y mi cabeza sobre mi mano mientras aguardaba, tumbado de costado, a que se acercara- Uno no puede llevarse bien con todo el mundo.. Amargados hay en todas partes -me encogí de hombros y sacudí la cabeza rápidamente, para evitar que la punta de mechones de mi fleco estorbaran mi vista. Alcé ambas cejas y amplié la sonrisa de forma juguetona- Vamos, bien sabes que siempre te haces desear.. -murmuré mientras su adorable risa hacía eco en el asolado lugar en el que nos encontrábamos- Hoy es la excepción o lo soy yo? -achiné los ojos siguiéndole el juego a su broma, y me aparté un poco más para darle comodidad, aunque dejé una mano apoyada en su cintura para saciar las ganas de mantener el contacto con su suave y tersa piel. Dejé escapar un pequeño suspiro mientras me limitaba a observar sus grandes ojos de color intenso y a la vez claro. Me veía a mí mismo reflejado en sus pupilas, pero a aquella distancia de su rostro lo último en lo que me fijaría, sería en mí mismo. Tenía unas privilegiadas vistas en aquel momento-

Le mire con ojos entrecerrados, más que nada entretenida, por alguna extraña razón, siempre me había parecido un chico interesante, y quizás eso fuera el por qué de nuestra amistad. -Gente que no se sabe divertir abundan, ya me he acostumbrado- Reí al notar cómo sacudía su cabello para que, el mismo, no le dificultara la vista, a lo que yo sólo me acerqué y lo despeiné con expresión inocente. -Mucho mejor así, rubio..- Pronuncié la última palabra con lentitud, sabía que su cabello era algo así como su Talón de Aquiles, y no le agradaba que lo alborotaran, por lo que simplemente le saqué la lengua. -Uhm..¿Qué eso no es lo que me caracteriza?- Arqueé una ceja a la par que me acomodaba, de tal forma que a los dos nos tocaran partes equitativas de hamaca, y ninguno tuviera que renunciar a la comodidad, sobre todo él, que lucía tan relajado cuando lo había visto. -¿De verdad quieres esa respuesta?, ¿no es mejor dejarlo abierto a tu propia percepción?- Sonreí, siempre me gustaban este tipo de conversaciones que teníamos, yo no le decía nada en concreto, pero él sabía lo que pasaba por mi mente, sólo que igual preguntaba. Le dí un toque a su nariz con el dedo índice al percatarme de que su rostro estaba a una corta distancia del mío.

Mmh.. Supongo. Pero espero que no lo digas por mí.. -Pasé mi labio inferior por encima del superior, con expresión fingida de tristeza, al notar como me revolvía el cabello. Expresando sin palabras lo que ambos dos sabíamos, mi cabello estorbaba siempre que lo dejaba mucho tiempo sin arreglar, era abundante por así decirlo, y aunque no pensara cortármelo en mucho tiempo, pues era una especie de sello de mi identidad, era mi debilidad.- Sí te caracteriza, no en vano eres la pantera más sexy que conozco. -asentí una sola vez con la cabeza para apoyar mi afirmación, al tiempo que se dibujaba una pequeña sonrisa en el rostro. Apreté los labios ligeramente acto seguido y pasé la punta de mi lengua por estos para remojarlos- Prefiero que dejes la cuestión en el aire, le da un toque más misterioso al asunto, no? -Cerré los ojos en cuanto me tocó la nariz de forma divertida y los volví a abrir rápidamente para contemplar la expresión de su rostro. Le di un apretón a su cintura, hundiendo en su piel mis dedos, con delicadeza mas asegurándome de que lo sentiría-

Solté una carcajada sin más al notar la expresión del perrito triste que había adoptado como respuesta al ataque que yo había realizado contra su cabello, y negué ligeramente con la cabeza para desmentir lo que había dicho. -Por favor, dime que estás siendo sarcástico con eso, si tú eres aburrido, creo que he perdido la definición de alguien divertido..- Le mire con aire burlón, él era una fiesta andante, inclusive era un insulto decir que no sabía como divertirse, eramos realmente parecidos, y ese era un aspecto en el que era imposible que diferenciaramos. -Tú lo sabes, yo lo sé, supongo que el resto del mundo también- Ciertamente un color carmesí había aparecido en mis mejillas, pero sólo con ligereza, no le haría saber que su comentario me había hecho ruborizar, quizás se diera cuenta por sí sólo, pero yo no lo expresaría. Sonreí, una vez más se las había arreglado para interpretar mis palabras a la perfección. -Muy bien Dobrev, te has ganado otro punto en la materia "Kunis"- Le guiñé el ojo con gesto risueño, y cuando sus dedos se hundieron en mi piel, mi cuerpo, en un acto reflejo, se sobresaltó ligeramente, sobre todo porque era una parte donde transitaban varios nervios que hacían que sintiera cosquillas. -No hagas eso- Musité entre risas.

Agradezco ese comentario y me lo tomo como un cumplido, lo cual me obliga a devolvértelo con educación: -carraspeé la garganta, como si dramatizara el momento para darle más diversión, y continué con el único propósito de hacerle sonreir o reir, o cualquier variante que me diera a entender que estaba contenta y agusto aquí a mi lado- ..seguro que no soy el primero que te lo dice, y que tú ya te habías dado cuenta pero tu voz es adictiva. Es ronca y no se parece a ninguna otra, y una vez la escuchas, no quieres que pare de resonar en tu cabeza.. -murmuré, con la mirada perdida, para evitar desconcentrarme por culpa de sus intensas pupilas. Cuando acabé, y no supe como dejarle más claro que me encantaba conversar con ella, que así fuera sobre tortura china, sería algo ameno y agradable,, abandoné con mi mano su cintura y la llevé a su mejilla, para posarla ahí con suavidad y acariciar su rostro.- Cuántos puntos llevo ya? -pregunté con curiosidad pero una sonrisa más juguetona que otra cosa, asomando por mi cara.-

Le mire con expresión risueña al escuchar aquél comentario que salía de sus labios, y luego cómo se aclaraba la garganta para darle un toque serio, que él no poseía en absoluto, pues si él carecía de algo, era justamente eso. -Es bueno saber que todavía quedan personas con modales en este mundo, señor Dobrev- Me burlé entre suaves risas que se escaparon de mis labios sin mi consentimiento. Noté que evadía mi mirada por alguna razón desconocida, y apreté los labios para que una sonrisilla no se dibujara en ellos, lo ponía nervioso, de eso estaba completamente segura. -¿Adictiva?, bueno, es una forma interesante de describirlo, pero sabes que estás mintiendo descaradamente, debe llegar un momento en el cual sólo quisieras callarme, pero no encuentras la forma..- Me mordí ligeramente el labio inferior, antes de acomodar un mechón de mi oscuro cabello detrás de mi oreja. Sentí su mano en mi mejilla, y en acto reflejo, entrecerré los ojos con ligereza, sin quitar mi mirada de la suya, esperando que me la mantuviera. -Digamos que perdí la cuenta después de los primeros diez, ¿o eran 20 acaso?- Reí una vez más, algo que ya era habitual en mí, cuando él se encontraba cerca.

Hey, yo siempre los tengo.. lo que pasa es que no siempre saco a relucir esta faceta de mí, señorita Kunis. Hoy es la excepción, no recuerdas? -alcé una ceja en tono divertido, tras referirme a aquella parte de la conversación en la que ella misma había pronunciado esas palabras. Hoy era la bonita excepción para todo. Fijé la mirada en sus ojos entonces y noté como una sonrisilla se formaba automáticamente en mi rostro, hasta que sentí la necesidad de morder mi labio inferior y hallar una forma coherente de poner mis pensamientos en orden para responder a la cuestión.- No es exactamente eso.. a veces es mejor callarte pero, no me atrevo? La vedad, no recuerdo que nos haya pasado aún.. soy bueno escuchándote. Aunque suene poco modesto no puedes negarlo.. -reí por lo bajo conociendo a la perfección su respuesta ante aquello, y me detuve para desviar la mirada a un lado y apoyar mi mano delante de mi cara, haciendo el gesto de contar con los dedos- mmh.. solamente van 20? espero que eso sea empezando a contar desde hoy

Negué con la cabeza, una amplia sonrisa divertida se extendía en mi rostro. -Yo nunca dije que no los tuvieras, sólo dije que es bueno conocerlos. Sé que eres educado..- Le di un ligero golpecito en el brazo, ni bien lo había tocado realmente, podía apreciar ya, el fruto de lo que yo llamaría "días arduos en el gimnasio". Me reacomodé en la hamaca, de tal forma que pudiera estar acostada sin comprometer el espacio que él tuviera. Solté un ligero suspiro, y entonces me encogí de hombros. -La verdad es que sólo quería escucharte decirlo, eres a quién le puedo hablar de lo primero que se pase por mi mente, e inclusive, conoces aquéllo que no digo.. Es extraño contar con una persona así a tu lado, pero se siente.. Bien..- Sentía que lo que salían de mis labios eran incoherencias que sólo lo confundirían, pero igual tenía que hacérselo saber. -No, llevas muchísimos más, sólo que no soy buena con los números, y he perdido la cuenta ya- Musité a la vez que jugueteaba con el dije de la cadenita que siempre colgaba de mi cuello, con la mirada fija en esta misma.

-Deslicé la mirada a lo largo de su espléndido cuerpo en cuanto se acomodó de forma que quedase boca arriba, y no de lado como antes. Gocé de aquella hermosa visión que tenía a mi lado, bañada con una luz blanquecina que le daba un toque más distinguido a su figura, ya que la única luz que nos mantenía lejos de la completa oscuridad, era la procedente de la enorme luna llena que se alzaba sobre nuestras cabezas. Podía ponerme a definir o comentar cada una de sus curvas, sin incluir ni un solo pero, mas no me quise extender en aquello, aun siendo para mí la 8ª maravilla del mundo, Mila era mucho más que su cuerpo, eso lo tenía claro. Regresé de aquel estado de 'embobamiento' a tiempo para ver como jugaba con su collar, lo que me pareció de lo más adorable así fuera para ella un fácil gesto que la caracterizaba, y le regalé una amplia sonrisa alegre. Conectábamos de maravilla, sin decir apenas nada. Me acerqué a ella y besé su frente de forma sonora, para acto seguido volver a mi posición. Acaricié sin embargo, la posibilidad de abrazarme más a ella, pero comprendí que una de las mejores cosas de nuestra relación, era la libertad y el espacio. Podíamos compartirlo por momentos, y luego volver a tener cada uno el suyo. Solté un pequeño suspiro y negué con la cabeza lentamente, sin dejar de mirarla- A veces me dejas sin habla. No sé si es bueno, o malo.. Pero no me desagrada -murmuré-

Tenía conocimiento de lo que estaba viendo, podía aparentar estar completamente distraída en aquél objeto que me caracterizaba desde que tenía memoria, mas sin embargo, mi mirada de soslayo no me jugaba chueco, por lo cual, estaba consciente de que sus pupilas se encontraban recorriendo cada zona de mi cuerpo, como si quisiera aprenderlo de memoria. Me humedecí un poco los labios, notaba una sensación extraña en la boca del estómago, como un ligero cosquilleo que no era más que producto de su mirada sobre mi piel, ¿acaso me ponía nerviosa de igual forma que yo lo hacía con él?, tomé un poco de aire, quizás siempre lo había hecho, y apenas caía en cuenta de ello. Mi cuerpo estremeció hasta la médula cuando el cálido contacto de sus labios tocó la piel de mi frente, y no fue algo aislado, pues, en general, la piel se me puso como de gallina. Una sonrisa ya se había hecho presente, ser seductora estaba implícito en mi personalidad, pero ahora parecía estar haciéndolo por esfuerzo. Le mire con curiosidad desbordando por donde se me viera, habría jurado que era lo bastante elocuente como para que algo lo dejara sin habla, pero al parecer, yo era la excepción. Mis pensamientos me hicieron sonreír divertidamente. -No lo sé, depende de cómo lo veas tú.. En todo caso, yo me siento halagada, supongo- Reí con suavidad.

-Alcé ambas cejas inconscientemente mientras observaba el movimiento de sus labios al pronunciar cada palabra. Parecía nerviosa o era mi impresión? Bueno, conociéndola no iba a aclararme esa pregunta, y tampoco tenía intención de formularla. Prefería dejarlo a mi libre interpretación. Le guiñé un ojo con una sonrisa esta vez un tanto tierna, y desvié la mirada de forma automática a la piscina. No era una noche calurosa de verano, de esas que asfixiaban y no te dejaban dormir entre tus cómodas sabanas de siempre, pero tampoco era fría. Apenas se movía la brisa entorno a los dos, y yo no la notaba. Lo cierto es que Mila desprendía un calor único con su presencia.- Supones bien.. -musité, incorporándome de la tumbona, apesar de estar tan agusto allí- Sabes? el agua me está llamando a gritos. No los oyes? -caminé de espaldas al agua, hacia ésta, para continuar observándola mientras me dirigía a la piscina. Aquella fue una manera más divertida de pedirle que me acompañara en este baño nocturno tan apetecible.-

Una sonrisa inconsciente se formó en mis labios al ver la que él había esbozado segundos antes, pero en esta ocasión, se trataba de una sonrisa más bien tierna, por lo que todo mi sistema se desajusto un poco ante tal vista, y no fui hábil para dejar de mirar tal sonrisa por un tiempo que se me hizo prolongado, aún hubieran pasado escasos segundos. Le mire levantarse de la tumbona, y mis pupilas siguieron cada movimiento de su cuerpo con expresión extrañada, mas sin embargo, sólo me acomodé un poco para ocupar el espacio que él había dejado vacío, de modo que mis piernas quedaron pegadas a mi cuerpo, rodeadas por el escudo de mis brazos. Arqueé una ceja como respuesta a su comentario, y comencé a reir sin más. -¿No basto con un "Querida Mila, amiga hermosa y preciosa, ¿me acompañarías a la piscina?"- Solté una melódica carcajada, mientras sopesaba la idea de acompañarle, la oferta era tentativa, sin darme cuenta, mis dientes ya habían atrapado mi labio inferior. Me puse en pie de un salto, ¿qué podía perder?, seguro ya había notado que podía llegar a ponerme nerviosa, y aún tratase de ocultarlo, él me conocía demasiado bien.

Pero eso suena más directo y menos poético, no? -me encogí de hombros rápidamente, y antes de girarme hacia la piscina, le guiñé un ojo regalándole una pequeña sonrisilla- Espero que este a buena temperatura.. Parece que todo esta a nuestro favor esta noche. -caminé a paso lento hasta el borde y observé durante unos segundos mi reflejo en el agua. Prefería haber visto el de ella, pero aún se estaba acercando. Parecía que le había contagiado mis ganas de lanzarme ahí de cabeza, y era muy divertido y excitante comprobar que compartíamos ese pensamiento ahora. Estiré una pierna para tocar con mi pie, el agua y no llevarme luego un susto cuando me lanzara, y resultara helada. Era bastante quisquilloso con esas cosas, era fácil que me enfermara ya fuera con una gripe, o simple resfriado.-

Solté una carcajada al escucharle, y le miré con ambas cejas alzadas. -¿Eso quiere decir que lo que pretendías en realidad, era que lo otro sonará poético?- Comencé a reir sin poder evitarlo, y seguí cada uno de sus movimientos con la mirada, mantenía el labio inferior atrapado entre mis dientes. Tenía buen cuerpo, eso era algo que no pasaba desapercibido, y en momentos como este, sabía que era afortunada, pues cualquier otra chica desearía poder escrutarlo con la mirada sin escrúpulos, justo como yo lo hacía sin importarme demasiado si él lo notaba o no. Me acerqué lentamente a él, tratando de ser lo más sigilosa posible, y cuando estuve a una distancia considerable, en la cual él aún no pudiera notar mi presencia detrás suyo, lo empujé para que cayese a la piscina. Comencé a reír mientras esperaba a que saliera a la superficie, y entonces, tomé asiento en el bordillo de la piscina, introduciendo sólo mis piernas al agua.

-En cuanto noté que se acercaba dando grandes pero sigilosos pasos, me temí lo que estaría apunto de ocurrir. No había que ser Einstein para adivinarlo, ella siempre me 'sorprendía' con juguetones gestos como este, que no me molestaban lo más mínimo. Todo lo contrario, le daban un toque más adorable a su forma de ser, y por supuesto divertida, aunque ella ya era todo eso, y más. Me mantuve por debajo del agua, y me acerqué al borde con la tonta intención de asustarla (cosa muy poco probable teniendo en cuenta que el agua es transparente y que se me veía nadar hacia ella). Salí de la superficie entonces y sin darle tiempo a reaccionar, la agarré y la jalé hacia el agua, soltando una risa malévolaXD No se iba a quedar 'de rositas'-

Continué riendo sin parar al ver cómo se acercaba a mí, como si de un tiburón acechando a su presa se tratase, comprendía cuál era su intención, lo cual me hacía reir aún más, a tal punto que mi los músculos de mi abdomen comenzaban a doler. Sólo con él podía tener este nivel de diversión, sin costo alguno. Después de eso, lo último que supe fue que había caído al agua, pues me encontraba subiendo a la superficie para encararlo. Le fulminé con la mirada a modo juguetón, y le salpiqué agua como si estuviera tratando con una niña pequeña, aún no podía detener las risas que abandonaban mis labios a placer.

Uuh, quién te crees mirándome así, eh? -Me acerqué a ella de puntillas, para tener aún más altura e 'intimidarla' más, mientras con las manos hacía gestos como si fuese un rapero, o un típico matón de los que creen que dan miedo por hablar sin respetar los espacio es entre las palabras, o comerse las últimas letras de las palabras al hablar. Como los auténticos palurdos que eran. Pues bien, ahora yo imitaba a uno, aunque no estuviese acostumbrado, con la intención única de que no dejara de reirse. Pero me eché atrás cuando sentí que me chingaba con el agua de forma juguetona y me hacía retroceder para cubrirme los ojos- oye, tramposa, eso es juego sucio. No puedes cegar a tu oponente! -me quejé, apretando los labios para no reir a carcajadas-